viernes, 20 de abril de 2018

Secuencian el genoma completo de la frutilla silvestre.

La fresa salvaje, frutilla silvestre o fragaria vesca es una planta herbácea perenne, de la familia de las rosáceas, que crece comúnmente en bosques ralos y en los claros.
No es la variedad silvestre del fresón o frutilla ananá, la variedad más consumida actualmente, sino una especie completamente independiente.
Fue la preferida en Europa desde la Antigüedad, y desde el siglo XIV se emprendió su cultivo organizado, que sólo cedió ante el desarrollo de híbridos de variedades americanas de fruto más grande.
Su sabor es, sin embargo, más intenso, y algunos gourmets la prefieren.
En un esfuerzo de colaboración entre 74 investigadores de 38 institutos de investigación, científicos han producido el genoma completo de una planta de fresa silvestre.
La investigación fue publicada en Nature Genetics. Los Doctores Asaf Aharoni y Avital Adato del Departamento de Ciencias de las Plantas del Instituto Weizmann fueron los científicos israelíes que participaron en el proyecto, e hicieron una importante contribución en el mapeo de los genes y las familias de genes responsables del sabor y el aroma de la fresa.
La fresa silvestre (Fragaria vesca) está estrechamente relacionada con la variedad de fresa de huerto.
Su fruto contiene grandes cantidades de antioxidantes (principalmente taninos, las sustancias que dan astringencia al vino), así como vitaminas A, C y B12 y minerales – potasio, calcio y magnesio. Además, el fruto de la fresa es singularmente rico en sustancias de sabor y aroma.
La participación en este proyecto es una especie de cierre de ciclo para Aharoni: desde hace varios años ha estado investigando las vías metabólicas de la maduración, en las cuales se producen las sustancias que dan al fruto su sabor y aroma.
Aharoni fue uno de los primeros en utilizar chips biológicos para analizar las redes genéticas involucradas en la creación de estas sustancias.
También ha realizado un análisis comparativo de estos genes en plantas silvestres y cultivadas, en busca de las diferencias.
Ahora que el genoma completo de la planta de la fresa silvestre está disponible para la investigación, puede no sólo llevar a cabo investigaciones más profundas y amplias, sino también arrojar nueva luz sobre algunos de sus hallazgos anteriores.
Así, por ejemplo, durante la realización de un análisis computarizado del genoma de la fresa silvestre.
Adato logró ubicar en una familia de enzimas relativamente pequeña una enzima que Aharoni había caracterizado previamente. Esta pequeña familia es responsable de la producción de un gran número de sustancias aromáticas, y el hallazgo ayudó a aclarar sus medios de producción.
Aharoni espera que, entre otras cosas, el genoma secuenciado recientemente ayude a los científicos a entender cómo recuperar los sabores y aromas que se han perdido durante años de cruza en el pariente cultivado de la fresa silvestre.
El aroma y el sabor intenso y concentrado de la fresa silvestre es, dice, algo a lo que debemos aspirar.
La fresa silvestre se ha unido a la selecta lista de plantas cuyos genomas ya han sido secuenciados, lista que incluye el arroz, la vid y la soja.
La longitud del genoma es de unas 240 millones de bases y contiene unos 35.000 genes. (En comparación, el genoma humano tiene 3.000 millones de bases, pero sólo 23.000 genes.)
El genoma de la fresa silvestre es relativamente corto, simple y fácil de manipular; y la planta crece rápida y fácilmente.
Estas cualidades la convierten en una planta modelo ideal que podría permitir comprender otros cultivos agrícolas relacionados (la familia de las rosas) incluyendo las fresas cultivadas y árboles frutales tales como el melocotonero, el manzano, el cerezo y el almendro.

 

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