miércoles, 21 de marzo de 2018

Contextos

El componente islamista en la guerra árabe-palestina contra Israel

Por Julián Schvindlerman 

Kefia palestina.
"La combinación de nacionalismo e islamismo en la lucha árabe-palestina contra Israel ha estado presente desde la génesis misma de este conflicto prolongado"
La combinación de nacionalismo e islamismo en la lucha árabe-palestina contra Israel ha estado presente desde la génesis misma de este conflicto prolongado. El líder del nacionalismo palestino –y eminencia religiosa de la primera mitad del siglo XX en Palestina– Haj Amín al Huseini cristalizó tal amalgama.
Huseini avanzó la causa del nacionalismo árabe-palestino en el marco mayor de la lucha perenne (en su visión) del islam contra el pueblo judío. Su alianza con la Alemania nazi no puede explicarse meramente en clave estratégica, que por cierto existió, sino también, y muy especialmente, en una aspiración genocida compartida. “Hay una similitud definitiva entre los principios del islam y los del nacional-socialismo”, diría quien ostentó la triple titulación de gran muftí de Jerusalem, presidente del Consejo Supremo Musulmán y presidente del Alto Comité Árabe. En 1940 urgió al Tercer Reich a que resolviera “la cuestión de los elementos judíos en Palestina y otros países árabes en concordancia con los intereses nacionales y raciales de los árabes y en líneas similares a aquellas empleadas para resolver la cuestión judía en Alemania e Italia”. Durante la Segunda Guerra Mundial instó a los nazis a bombardear Tel Aviv, y apenas concluido el Holocausto, en 1946, arengó a los árabes de Palestina en estos términos:
Alá nos ha conferido el raro privilegio de finalizar lo que Hitler tan solo comenzó. Dejemos que empiece la yihad. Maten a los judíos. Mátenlos a todos.
Años más tarde, un pariente suyo, Yaser Arafat (su madre era hija del primo hermano del muftí), tomaría la antorcha del combate antisionista, y también él lo rodearía de retórica islamista. En mayo de 1994, pocos meses después de la firma de los Acuerdos de Oslo, el presidente de la Autoridad Palestina (AP) y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) proclamó en una mezquita de Johanesburgo, Sudáfrica: “La yihad continuará… Ustedes deben venir y librar layihad para liberar Jerusalem”. Unos meses después, en una reunión de la Conferencia de la Organización Islámica, proclamó: “Dejen que nuestra yihad prosiga hasta que el Estado independiente quede establecido”. Posteriormente, en Gaza, dijo ante una multitud:
Continuaremos con la yihad, una yihad larga, difícil, agotadora.
En octubre de 2014, el sucesor de Arafat como presidente de la AP, Mahmud Abás, llamó a los palestinos a la lucha religiosa usando el término ribat, en un mensaje que fue emitido 19 veces en 3 días en la televisión oficial palestina:
No es suficiente para nosotros decir: ya hay quienes practican el ribat. Todos debemos particarlo.
El texto escolar de la AP Educación Islámica para 12º grado explica (p. 86) el término ribat:
Una acción relacionada con la yihad para Alá, y significa estar en áreas donde hay una lucha entre musulmanes y sus enemigos.
En enero de 2012, el muftí palestino Muhamad Husein afirmó en la televisión oficial palestina:
El hadiz [dicho o hecho atribuido a Mahoma] confiable dice: “La Hora [de la Resurrección] no llegará hasta que peleen contra los judíos. El judío se esconderá detrás de piedras y árboles. Entonces las piedras y los árboles dirán: “Oh, musulmán, sirviente de Alá, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo”.
El Movimiento de Resistencia Islámico Hamás incorporó esta enseñanza religiosa en el artículo 7 de su Carta:
Hamás espera implementar la promesa de Alá, cualquiera que sea el tiempo que tome. El profeta dijo: “La Hora [de la Resurrección] no llegará hasta que los musulmanes peleen contra los judíos, hasta que los judíos se escondan detrás de las rocas y los árboles, que implorarán: “¡Oh, musulmán! ¡Hay un judío escondido detrás de mí, ven y mátalo!”.
Una encuesta del 2011 realizada por The Israel Project mostró que el 73% de los palestinos declaró creer en este hadiz que anuncia como destino islámico la matanza de los judíos. Según una encuesta de 2010 del Centro de Estudios de los Derechos Humanos, con sede en Ramala, el 98% de los palestinos dijo que la religión desempeñaba un papel importante en sus vidas. En 2013, el Centro de investigación Pew, de Estados Unidos, halló que el 62% de los palestinos aprobaba llevar a cabo acciones violentas contra civiles para “defender al islam de sus enemigos”. (Estas encuestas fueron recopiladas por Palestinian Media Watch).
El ethos islámico ha desempeñado un papel históricamente importante en los nacionalismos árabe y palestino, aunque puedan ser mayormente categorizados como laicos. Ni Naser, ni Asad, ni Gadafi, ni Arafat ni Abás fueron fundamentalistas islámicos. Con la revolución jomeinista de 1979 y el ascenso de los ayatolás al poder en Irán, la creación del grupo integrista Hezbolá en el Líbano (1982) y el establecimiento del movimiento islamista Hamás en la Franja de Gaza (1987), el componente religioso musulmán se tornó preponderante en el conflicto de todos ellos con Israel. El florecimiento de grupos radicales islámicos en el Medio Oriente y más allá (Al Qaeda, Estado Islámico, Boko Haram, etcétera) ha puesto la dimensión religiosa en el primer plano de la geopolítica regional

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