martes, 17 de octubre de 2017

EL MANDAMIENTO NUMERO CERO
La falta de flexibilidad no es solamente física.
Mucho más dañina es la falta de flexibilidad mental.
Más peligrosa, más enfermiza.
Nos apegamos a modelos como si fuesen sagrados.
“Yo soy así”, “siempre fui así”, “éste es mi carácter”.
Inflexibilidad mental y conceptual.
Porque, en realidad, tú “no eres nada”: tú estás “siendo” todo el tiempo.
Estás en permanente cambio y movimiento, aunque te cueste asumirlo.
Nadie se recibe de “persona”.
No existe una titulación que certifique que ya eres un “hombre”.
Quien se considera “que así es”, evidentemente no puede cambiar.
Pero quien se aprehende a sí mismo, vivo, cambiante, dinámico, no tiene el más mínimo problema en cambiar de actitud, en modificar conductas, y en aceptar que, si hasta hoy actuó de un modo determinado, a partir de hoy puede hacerlo diferente.
Así de simple, sí.
Si no te gusta como “crees que eres”, pues cambia.
No determines lo que no está determinado, ni prefijes lo que puede ser transformado.
¡Vive!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.