viernes, 7 de junio de 2013

El necio siempre quiere ser primero

PERASHAT KORAJ. B.H.N.”V. “Y tomó Koraj”, nos informa nuestra perashá. “¿Qué tomó?” -inquieren nuestros sabios-. “Ze mikaj rá” asevera el Baal haTurím, es decir, “esto se refiere a que tomó algo malo (entre manos)”. Y claro. Ya nada puede sorprender al lector asiduo de nuestra Torá. Los tiempos del Midbar, del desierto, son precisamente así: ‘desérticos’, ‘vacíos’, confusos y hasta aventuraríamos a decir ‘sin rumbo’. Tal destino cabe para el hombre que perdido en la inmensidad de arenas y soledades, solo le cabe caminar y caminar, en busca de un oasis reparador -parcial- de su sed y de su hambre. Aunque también de reposo, de quietud... Pero este desierto, es parte integral de un derrotero y de todo un pueblo. Y no librado a su azar, abandonado a su suerte. Hay una conducción terrenal por cierto. Más también la hay desde lo Celestial. El desierto de Bené Israel es como todos: “tierra de espinos y sombras de muerte”, pero aquí florecerá la vida de una nación, de su cuerpo joven, de los herederos, de aquellos todos los que habrán de llegar a la Tierra de Promisión. Los que habrán de plasmar las Promesas de D’s a los patriarcas y convertirlas en realidad. Sin embargo no todos se dan “por vencido”. Hay quienes insisten en querer cambiar el curso de aquellas cosas, para las cuales había un claro veredicto. Otros, mientras tanto, deciden jugar al juego del poder, ‘juego’ particularmente peligroso, porque requiere de “4 participantes como mínimo, y hasta un máximo de 250!!!”. ¿Cómo dice? ¿Que no me entiende? ¿Qué clase de juego es este, me pregunta? Le repito: en nuestra perashá se denomina: “El juego del Poder” o su versión más moderna: “El necio siempre quiere ser el primero”. Así Koraj, Datán y Avirán, y On hijo de Pelet, más 250 miembros -nesié ha’edá-, esto es, los príncipes de la congregación -sus dirigentes-, deciden iniciar el juego, sin prever ni una sola consecuencia. Sin medir los riesgos ni planear estrategias. Solo irrumpir, solo reclamar, solo ridiculizar en extremo, a quienes -paciente y abnegadamente- recogían una a una las quejas y lamentos de una comunidad hambrienta y sedienta no solo de pan y de agua... Los puestos “en jaque” son Moshé y Aharón, hijos de la Tribu de Leví. Los que cuestionan, Koraj en particular, es su primo hermano. On hijo de Pelet, tiene su “cuenta particular”, es de Reubén -primogénito de Iaacob, desalojado de tal privilegio-; los 250 restantes... ¿Debemos acaso sugerir causas para justificar tal atropello? Pero vamos a entendernos por favor. No se trata de no “atender reclamos”. No. Ocurre, que la situación en el desierto no es nada buena, las dificultades abundan, la impaciencia transformada ahora -después del episodio de los espías,- en intransigentes 40 años de errantez como castigo, nos hacen ver que, los gestos de grandeza pueden provenir sólo de hombres conscientes de su pequeñez, de su humildad... Koraj, hijo de Itshar, hijo de Kehat, hijo de Levi tiene sobrados motivos para exigir. Como cualquier otro hebreo que se jacte y provenga de una historia, de una tradición, de una transmisión. En síntesis, lo que sostiene no deja de ser valedero: “Toda la congregación íntegra es sagrada, y en medio de ellos habita HaShem”. No hay nada de malo en su exposición. Es muy popular. Casi teñida de exigencias de las democracias modernas: a la libertad ganada durante la salida de Egipto, a la fraternidad consagrada en una nación que a los pies del Monte Sinaí asistió toda a la Palabra del Creador, se debería agregar sin dudas -diría Koraj-, el último de los condimentos de nuestra modernidad: la IGUALDAD... Eso es!, sostiene Koraj: ‘Somos todos iguales’!, entonces ¿“Por qué os habréis de arrogar el mandato sobre todas estas gentes?” Pobres Moshé y Aharón. No alcanzan los pedidos por la carne y por el agua. Por las comidas “que comíamos gratis en Egipto” al decir del pueblo ( “gratis de las mitsvot” al entender de nuestros sabios...). Ahora el cargo es por ser... ¡Autoritarios! Precisamente ellos: Moshé en su condición de ser “el más humilde entre los humanos”. Aharón, definido como “amante de la paz, amante de las criaturas”. ¿Realidad o Ficción? ¿Verdades o fabulaciones? ¿Razones o Pasiones??. La verdad es que nuestra Sagrada Torá le da un lugar a todas estas preguntas. Pero más aún: le concede un espacio de privilegio a estos temas, y por si fuera poco, la tradición rabínica nombra a esta perashá precisamente con el nombre de alguien que, ciertamente, no se propuso en esta instancia, actuar por la justicia, por reclamos válidos y hasta por sus derechos... Porque esta es TORAT JAIM, la Torá de los Vivientes. Y entre los vivientes, ¡vaya si hay aspectos! Y debemos conocerlos. Para aprender. Para valorar. Para deducir cuando, cómo y por qué un reclamo tiene lugar. Para saber CUANDO DEBEMOS EXIGIR, aunque también para SABER, en definitiva, CUANDO VALE LA PENA CALLAR... Koraj, dijimos al principio de nuestro comentario, “tomó algo negativo entre sus manos”. Se tomó a sí mismo, argumentando por toda una comunidad silenciosa, abatida y sin descanso al saber de los próximos 40 años. Koraj, que tenía todo el tiempo en sus manos, que gozaba de un lugar de privilegio como integrante de shebet Levi, fue impaciente. Era poderoso. Atesoraba fortunas al decir del Midrash. Era inteligente. ¿Que más se puede pedir? “Koraj pikeaj haiá” dicen los sabios. Era astuto. Veía mucho. Sus ojos estaban dotados de cualidades muy peculiares. Pero... “Hashojad ieaver ené pikejím”, asevera en otro contexto la Torá. Los motivos que corrompen, enceguecen los ojos de los PIKJIM, como Koraj... Sus ojos vieron lo indebido. No lo prohibido! Y cuando los ojos no pueden ver, un triste destino le cabe al PRE-VISOR... Desestabilizó hasta los cimientos la débil estructura de una comunidad, postergando los supremos ideales - la Torá, Erets Israel, y el honor a sus dignos Dirigentes-, por su ocurrencia singular de jugar a este JUEGO DEL PODER, donde como en todo juego, habrá un ganador. Pero también un Perdedor. Y aquí los hubo, -los perdedores-, y MUCHOS... Un solo pensamiento inundó su orgullo: Si nosotros, la generación del “desierto”, habremos de perecer en estas arenas (tras el regreso de los espías y el ulterior castigo de D’s), no permitamos que esto sea gratis. Que tenga algún costo. Creemos el caos, sembremos el pánico de la discordia, destruyamos las “instituciones” ya establecidas; en síntesis, volvamos a la anarquía de la esclavitud, donde a “mar revuelto, ganancia de pescadores”, como afirma el viejo y sabio refrán. Ciertamente tomó algo malo entre sus manos. Cuando con ellas podía educar a sus hijos en el amor por la continuidad trascendiendo las estériles arenas del desierto. Sin embargo, ¡NO!! Koraj siempre quiso ser el primero. La tierra de los tragó a él PRIMERO. Pero ese no era su deseo. Ese fue su castigo. El del necio. Porque el “necio, siempre quiere ser el primero”. ¿Qué quiere decir necio? ¡Ah! Perdóneme, casi me lo olvidaba, como intentamos olvidar año tras año al “Koraj” que habita en medio de nosotros... Ahí le mando la definición: Necio,cia = Ignorante y que no sabe lo que puede o debe saber / Imprudente o falto de razón; terco y porfiado./ Adj. Apl. a las cosas ejecutadas con ignorancia, imprudencia o presunción. (Dicc. Salvat, Pág. 960. 2 Tomo) ¡¡Shabat Shalom uMeboraj y Jodesh Tov!! Mordejai Maarabi - Rab. Oficial de la Olei. Ra’anana, Israel