lunes, 17 de junio de 2013

cultura

**Dolor En La Casona** Ya la casa no es lo que fue; niños corriendo por ella, con sus ruidos que sin concierto hacían vibrar sus paredes pintando con alegría y dando luz a las sombras, llenando con juventud hasta el último rincón de la casona… Los niños crecieron y un día, hechos adultos, abandonaron el nido y tomaron el camino de la vida, el camino de la suerte, el camino para conocer el mundo real que habitaba fuera de la casona… Nosotros, sus padres, quedamos guardianes de las tierra y el techo, aguardando los nietos, que nunca llegaron; reservamos espacios, para los que vendrán y nunca vinieron; ni siquiera los hijos a ocupar la casona… Ya los años pasaron, los hijos son hombres, la casona, como nosotros, está en la vejez. Sus paredes lloran la humedad de los años, sus rincones son sombras que ciegan la vista, sus árboles y plantas se han secado por faltar el cuidado y la ausencia de risa, que en su tiempo dominaba la casona… Todo se ha perdido; el amor de nuestros hijos, la falta de niños en el patio, en el jardín, en las habitaciones, con altas paredes para que a la alegría no le falte lugar. Quedamos con nuestros recuerdos, nuestros sueños, nuestros anhelos; quedamos con todo lo que hoy no tiene valor y lo que tuvo ellos se lo llevaron, dejando por los sueños, que no se han cumplido, de la vieja casona… ¡Sólo lágrimas y desengaños habitan en la casona…! Mario Beer-Sheva.-