martes, 4 de junio de 2013

CON IRAN FUNCIONA LA PRESION

Fuente: The Globe and Mail- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba 31/5/13 por Mark Dubowitz y Reuel Marc Gerecht Los diplomaticos a menudo han tenido dificultades siendo francos por la razon completamente entendible quee llos tiene que hablar a los mismos extranjeros dia tras dia. Su amor al proceso – la elevacion de los medios sobre los fines – existe por la misma razon. Ser amigable y perseverar, aun en situaciones no placenteras, es tanto natural como egoista. Seria sorprendente no ver a ex importantes diplomaticos americanos y canadienses promover el continuo dialogo con Teheran por su programa nuclear. Y en Washington y Ottawa, ahora vemos gente, ex diplomaticos sobre todo entre ellos, afirmando que las sanciones contra Teheran pueden ser contraproducentes porque son muy duras. La prohibicion total de importaciones y exportaciones a la Republica Islamica recien promulgada por Ottawa, probablemente provocara criticas de los conocedores de politica exterior de Canada. Un poco de presion es razonable; mucha presion aparentemente hace irrazonables al lider supremo de la Republica Islamica, Ali Khamenei, y sus pretorianos, la Guardia Revolucionaria, quienes supervisan tanto el programa nuclear como las operaciones de terrorismo en el exterior. Esta disposicion, por supuesto, se derrama sobre la discusion de los derechos humanos en Iran. Un poco de criticas esta bien; demasiada critica podria, asi dice el razonamiento, disuadir al Ayatollah Khamenei de llegar a un acuerdo atomico. El reciente discurso del Ministro del Exterior John Baird en Toronto en el Dialogo Global sobre el Futuro de Iran ha provocado el tipo de criticas en Canada que ha sido comun al sur de la frontera entre los que se asocian con los ex asesores de seguridad nacional Zbigniew Brzezenski y Brent Scowcroft y el ex embajador de compromiso con Iran, Thomas Pickering. El equipo “no-seas-muy-malvado” tiene, no obstante, algo grande trabajando contra ellos: la historia. En grados variables, la presion ya ha funcionado con la Republica Islamica en derechos humanos, guerra, y el programa nuclear. Al regimen no le gusta para nada cuando el foco global se vuelve hacia la opresion interna. Fue a extremos surrealistas para negar su culpabilidad por la muerte de Neda Agha-Sultan, la bella joven abatida a muerte por un maton de seguridad durante las protestas pro-democracia en el año 2009. Sus funcionarios de prensa tiene un ojo cercano y punitivo sobre los periodistas occidentales e iranies que destacaron la tortura que llego con la represion anti-democracia. Los mullahs a menudo tratan de ocultar de los extranjeros la brutalidad en la aplicacion por parte del regimen de la ley de Sharia. Muchos disidentes iranies ahora en el exilio deben su libertad, si no es que sus vidas, a occidentales que mantuvieron la atencion oficial y mediatica sobre ellos durante su encarcelamiento. Y prominentes iranies han escrito a menudo como las presiones combinadas del frente de batalla, la amenaza del poder militar americano, las sanciones economicas, y la agitacion interna quebraron la voluntad del Ayatollah Ruhollah Khomeini de continuar la Guerra Iran-Irak (1980-1988). Es una coincidencia irresistible que de acuerdo con el Estimado Nacional de Inteligencia de Estados Unidos del 2007, se detuvo (o pauso) la armamentizacion del programa nuclear de Iran en el año 2003 – el año en que Estados Unidos y Gran Bretaña bajaron al dictador iraqui Saddam Hussein. La pregunta principal es si el Occidente puede llevar suficiente presion no militar sobre el Ayatollah Khamenei y sus guardias para hacerlos ceder en su busqueda atomica. Nosotros somos escepticos. Ciertamente las sanciones actualmente en vigencia no han funcionado. Teheran ha aumentado masivamente la cantidad y calidad de sus centrifugadoras, acercando mas una capacidad de fuga indetectable – el procesamiento rapido de uranio bajo o medio enriquecido a grado de armas. Un estimado decente es que para mediados del 2014, el regimen podria, si las tasas de produccion de centrifugadoras continua firme, estar debajo de no mas de una carrera de dos semanas al uranio enriquecido altamente sin temer a la deteccion de los inspectores de Naciones Unidas o los servicios de inteligencia occidentales. Y eso sin contar la planta de procesamiento de plutonio de aguas pesadas en Arak, la cual parece en camino de entrar en operaciones tambien para mediados del 2014. Aunque las sanciones estan negando al regimen cantidad de divisa fuerte, ellas son aun debiles comparadas con el embargo economico que impuso Gran Bretaña contra Teheran despues de la nacionalizacion de la industria petrolera de Iran en 1951 (estas sanciones fueron un importante factor en volver al alto clero y las clases alta y media en 1953 contra el una vez popular pero cada vez mas autoritario Primer Ministro Mohammad Mosaddeq). Si el Occidente fuera serio acerca de utilizar las sanciones para quebrar la voluntad nuclear del regimen, Iran ya estaria al borde del colapso economico. Pero el Occidente ha hecho un asombrosamente buen trabajo de dar numerosas oportunidades a la diplomacia con Teheran. Los europeos occidentales han estado negociando con la Republica Islamica desde que lanzaron una politica de compromiso con Iran en 1992; ellos ha estado tratando duro de convencer a Teheran – usando mas que nada zanahorias, no palos – desde el año 2003 para que ceda en sus aspiraciones nucleares, el cual como cualquier diplomatico britanico y frances involucrado en estas discusiones les dira en privado, no parece ser pacifico. La fallecida gran intelectual y alta funcionaria francesa Thérèse Delpech, quien monitoreo de cerca el "dialogo" nuclear europeo con Teheran, ofrecio esta esperanzada vision en el año 2007 despues de años de fracaso: “La experiencia es una escuela donde las lecciones cuestan mucho, pero es el unico lugar donde incluso los imbeciles pueden aprender algo." La Sra. Delpech, quien era esceptica que los todopoderosos americanos harian algo mejor diplomaticamente con los mullahs que lo que hicieron los menos poderosos europeos, puede haber sido muy optimista.