jueves, 13 de junio de 2013

¿Comienza la Primavera Otomana?

El Primer Ministro Erdogan acompañado por su Sra. Esposa Parecería que en Oriente Medio tener una plaza resulta un problema. Hace dos años, tal vez un poco más, cuando comenzaba a gestarse el movimiento que equivocadamente se llamó “La Primavera Árabe” casi todos tenía un origen similar. Se organizaban protestas y tomas de plazas públicas y desde esos puntos, se reclamaba a los gobiernos de turno. Los movimientos que eran en principio liberales y laicos fueron cediendo protagonismo a mayorías islamistas que más o menos desarrolladas, fueron controlando los mismos. Hoy, con la ventaja que da el tiempo, estamos viendo que la primavera no existió y que, un crudo invierno invade a casi todos los países del norte de África, Se remplazó a duras tiranías por nuevos gobiernos intransigentemente islamistas y que poco han de hacer para canalizar sanamente el origen de las protestas populares. Ahora parecería que las protestas han llegado al país del Bósforo y la juventud intenta tratar de conmover un granítico gobierno, que castiga sus opiniones con una fuerte represión de las fuerzas de seguridad. Al parecer el origen es simple. La popular plaza Taksim, ubicada en la parte europea de Estambul, de acuerdo a un proyecto estatal va a ser destruida y reemplazada por un moderno centro comercial y varios complejos habitacionales y hoteles. La medida no cuenta con el apoyo de jóvenes y estudiantes. Estos han acampado en la misma en signo de protesta. El Primer Ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan ordenó una represión indiscriminada contra los ocupantes de la misma y se produjeron violentas refriegas con cientos de heridos y detenidos. Eso fue sólo el primer día. Las protestas recrudecieron. La represión se incrementó y luego de más de una semana de enfrentamientos, dos jóvenes y un policía encontraron la muerte en la lucha que se produce en forma diaria. Erdogan muestra un firme carácter y manifiesta que no cederá. “El derribar 15 árboles no justifica tanta violencia” dice en un discurso tratando de simplificar el verdadero sentido del descontento popular. Pero a pesar de todo no cede con el castigo a los manifestantes. Viaja a exterior y a su vuelta proclama que no dará ni un solo paso atrás con su proyecto. “Tenemos la mayoría y el poder de resolver” vuelve a decir, y olvida que cualquier régimen democrático trata de respetar los derechos de las minorías y lograr conceso para medidas que no pueden entenderse como tan fundamentales como la de reemplazar una plaza por unas torres de cemento. Sin duda hay otros problemas que se encubren, ya que, las manifestaciones se extienden a toda Turquía con iguales consecuencia que las que se toman en Estambul. No podemos hablar de una “Primavera Turca” ya que la misma se realizó al término de la Primera Guerra Mundial. El entonces Imperio Otomano se alineo en las filas equivocadas en el conflicto internacional y aliados de Alemania fueron derrotados por las fuerzas democráticas de Francia, Inglaterra y Estados Unidos de América entre otras. Dentro del Imperio se formó una nueva fuerza, encabezada por un militar llamado Mustafa Kemal que luego de una revolución, pone fin al gobierno de los sultanes y declara fundada la nueva República de Turquía. Fundamentalmente laico, crea un nuevo estado y se dictan leyes para impulsar el modernismo a la naciente nación. La revolución dura entre 1919 y 1924 y durante esos años se consigue que los aliados se retiren del suelo turco, que los griegos regresen a sus hogares y se logra que Turquía mantenga toda su integridad territorial. Mustafa Kemal, que como dijimos, es fundamentalmente laico, proclama un nuevo estado de acuerdo a sus ideas. Prohíbe el uso del Fez (sombrero típico turco), cierra las madrazas (escuelas donde se educa a los niños siguiendo los designios del Islam) y reforma en la escritura del idioma turco utilizando para reemplazar a sus letras los signos latinos o ingleses como quiera llamárselos. Su deseo es, constituir una república moderna. Autoriza la venta y consumo de alcohol. En 1934 otorga el derecho de voto a las mujeres y obliga a que todos los ciudadanos turcos adopten apellidos. Ordenó que todos los habitantes adoptasen un apellido (la costumbre, hasta entonces, era usar simplemente el nombre, seguido de referencias a los nombres de los padres) según la «Ley en relación a los apellidos» aprobada en la Asamblea Nacional de Turquía, la cual unánimemente asignó a Mustafa Kemal el apellido de «Atatürk» (que significa «Padre» o «antepasado» turco) el 24 de noviembre de 1934. Pero sus reformas fueron mucho más audaces. Estableció un artículo en la constitución donde fija que el Ejército puede intervenir, si el gobierno se inclina hacia el Islam, destituir a su jefe y convocar a nuevas elecciones. Esa fue sin duda una verdadera Primavera, un rejuvenecimiento de ancestrales ideas, ya no acordes con el siglo XX. Supongamos, sólo supongamos, que en nuestro país se hubiese procedido de igual forma en 1948. Hoy día podríamos pasear por Bnei Brak y Mea Sharim y veríamos los niños vestidos de rojo, de azul, amarillo o verde. Nada de peihot ni sombreros negros. Los sábados podríamos viajar en colectivo o tren y los que no poseen automóvil, ir a la playa o centros comerciales y gozar de un verdadero descanso. Todos, sin discusión harían el Servicio Militar y los hombres y mujeres podrían sentarse en todos lados juntos. Las letras hebreas reemplazadas por signos latinos habrían ayudado enormemente a los olim de todo el mundo que llegaban a Israel y luchaban firmemente con el nuevo idioma. Pero eso son solamente simples suposiciones. El sistema no parece ser muy democrático, pero seguramente, era lo aconsejable en la sociedad turca de principios del siglo que ha finalizado. Lamentablemente la influencia de los religiosos se ha ido incrementando y en la última década se ha sufrido un serio retraso en muchas medidas. Los fundamentalistas han ido ganando posiciones y en los últimos 10 años, desde que Erdogán llegó al poder ha ganado tres elecciones consecutivas. Se da un paso atrás en la evolución. Turquía se convertirá en una nación islamista. El rechazo de Europa a su ingreso dentro de la Comunidad Europea, ha sido un hueso duro de digerir por la dirigencia otomana. Si no pueden ser “europeos” serán los líderes de los islamistas. En ese camino están orientados. Basta ver las fotografías de Erdogán y su esposa para ver el futuro inmediato de Turquía. El gobierno seguirá en el poder, no cederá, ahogará las protestas y se convertirá en más radical Erdogán será un dictador popular y democrático al mejor estilo sudamericano. Ganará elecciones y aplastará a los que no piensen como él. Y ahora la pregunta del millón de dólares. ¿Abonará el gobierno de Recep Erdogan indemnizaciones a las familias de los muertos en las manifestaciones? Sus fuerzas de seguridad han reprimido a gente indefensa, que no tenía cuchillos, ni barras de acero, ni trozos de metal que se usaban como proyectiles como sucedió en el Marmara. ¿Seguirá el mismo criterio cuando se siente agredido que cuando es el agresor? El tiempo dirá, aunque la respuesta ya la conocemos. Cont. Víctor Vaisman Apéndice La verdadera primavera turca. Reformas llevadas a cabo por Mustafa Kemal Atatürk: Cierre de las escuelas religiosas y abolición de la shari‘a (ley religiosa) (1924). Adopción de una Constitución, el 20 de abril de 1924. Prohíbe el fez el 25 de noviembre de 1925, y el velo. Introduce la vestimenta occidental. Adopta el calendario occidental (calendario gregoriano) (1925). Se introduce un nuevo Código Civil basado en el suizo; este código terminó con la poligamia y el divorcio por repudio, introduciendo el matrimonio civil (1926). Elabora el primer censo de población (1927). Se sustituye el alfabeto árabe por el latino (24 de mayo de 1928). Se declara la laicidad del Estado (10 de abril de 1928). La llamada a la oración y las recitaciones públicas del Corán deberán hacerse en turco en vez de en árabe (1933). Se concede el derecho de voto a las mujeres y el derecho a ser votadas, pudiendo optar a puestos de trabajo oficiales (1934). Se introdujeron los apellidos en sustitución del nombre único de tradición árabe (1934). Mustafa Kemal adoptó el de Atatürk, padre de los turcos. Se proclamó el domingo como día de descanso (1935).